Recordando al poeta de la Llanura......

Se crea este Blog, con el trabajo conjunto de los hijos y familiares del Poeta de Camaguán, quien dedicó su vida, aún fuera de su terruño, al estudio e investigación de su historia, tierra y costumbres, en una constante lucha para mantener vivas sus raíces y tradiciones. Germán Fleitas Beroes, plasmó en sus libros y escritos, su voluntad y esperanza de que su obra no quedara en el olvido, pues había mucho de Venezuela en ella. Amó su país y amó el rincón de suelo en el que nació y se esforzó en sembrar la identidad nacional a través de su pluma. Por eso, hoy sus hijos y familiares, juntamos nuestros recuerdos para crear esta página en honor a un venezolano auténtico.

Damos disculpas a nuestros lectores pues nuevamente está presentando fallas el reproductor LISTENGO, lo cual impide escuchar los audios subidos en dicho programa. Trataremos de solventar a la brevedad dicho inconveniente.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Sed- Germán Fleitas Beroes

Se avecina el verano, las aguas volvieron a sus cursos disminuidas considerablemente, se van secando lagunas y esteros, las especies migratorias se preparan para trasladarse a tierras más húmedas, los pajonales empiezan a amarillear y la tierra se va resquebrajando, para llegar a la máxima sequía entre los meses de marzo y abril. Incendios en la sabana ponen oscuro el paisaje. Zamuradas por doquier. Pero  después vendrá la corta primavera  que cubre todo de verde y mas allá las copiosas lluvias que traerán las inundaciones de nuevo.
Llano Venezolano, tierra de climas extremos.

SED

-¡traigo los labios resecos
Negra la cara y la manta,
Me alcanzó la tolvanera
Pasando por el quemado¡
¡Quieto…caballo alazán
Que esta muy lejos el Hato
Y se rompieron los tientos
De la totuma y el cacho.

Quiero beber y no puedo,
Este pozo hiede tanto
Que no sé si seguir viaje
O enfrentármele a lo macho.

Cuando me inclino de nuevo
Me tumban el pelo’e guama
Las alas de los zamuros,
Las patas de los chicuacos,
Pero extiendo mi pañuelo
Suavemente sobre el fango
Y empiezo a sentir divino
El liquido putrefacto
Que se pone tibiecito
Después que orina el caballo.

Otra vez cojo camino
Con una copla en los labios,
Agradecido de Dios
Que siempre mete su mano
Que soledad
Que desierto
Que rica el agua en pañuelo,
La palma, el azul del cielo
El pozo y el toro muerto.

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