Recordando al poeta de la Llanura......

Se crea este Blog, con el trabajo conjunto de los hijos y familiares del Poeta de Camaguán, quien dedicó su vida, aún fuera de su terruño, al estudio e investigación de su historia, tierra y costumbres, en una constante lucha para mantener vivas sus raíces y tradiciones. Germán Fleitas Beroes, plasmó en sus libros y escritos, su voluntad y esperanza de que su obra no quedara en el olvido, pues había mucho de Venezuela en ella. Amó su país y amó el rincón de suelo en el que nació y se esforzó en sembrar la identidad nacional a través de su pluma. Por eso, hoy sus hijos y familiares, juntamos nuestros recuerdos para crear esta página en honor a un venezolano auténtico.

Damos disculpas a nuestros lectores pues nuevamente está presentando fallas el reproductor LISTENGO, lo cual impide escuchar los audios subidos en dicho programa. Trataremos de solventar a la brevedad dicho inconveniente.

jueves, 10 de octubre de 2013

LA MAJADA DEL DIABLO.....

Esta ingeniosa variante de Florentino y el diablo, se la debemos al poeta Germán Fleitas Beroes. Digo ingeniosa pues en ella Florentino, hombre leyenda en el llano, ha envejecido. El poeta, fiel a su lugar de origen, abre el poema con una fiesta llanera con el arpa en manos del famoso José Cupertino Ríos Viña, oriundo de Camaguán, al igual que el poeta.
Florentino es recibido con asombro; es un personaje muy conocido en el llano, donde ha despertado la admiración de todos, no solamente por sus cualidades de improvisador, sino por haber vencido al diablo en un contrapunteo.
Al ser retado por uno de los presentes (El poeta pone el reto en la voz del otro gran talento de Camaguán, como lo es Pedro Pablo Molina), Florentino cuenta su vida y describe el encuentro. Y aquí es donde se hace presente, la otra particularidad del poema, pues el poeta, haciendo honor a su tierra natal, ubica la escena en el estado Guárico " junto a Cazorla, de Calabozo p´allá" , a diferencia del poema de Alberto Arvelo Torrealba, que se ubica en Barinas: " cuando esté mas hondo el río, aguárdeme en Santa Inés, que yo lo voy a buscar para cantar con usté". En este poema, Florentino supera las cualidades improvisadoras del indio, y al final, recibiendo una inspiración divina, canta las estrofas que harán desaparecer al diablo envuelto en una " llamará".

Según palabras del poeta, recogidas por uno de sus hijos,  "   Esta es una leyenda, de ese famoso hato La Rubiera que nos ha nutrido con sus consejas y con sus cuentos. Un hato que tiene mucha relación con  la ciudad de Calabozo. El poema dice: "A la memoria de los inolvidables músicos y cantadores anónimos de la llanura venezolana: Florentino Lovera (Florentino), Antonio Zárate, José Cupertino Ríos (Cupertino) y Pedro Pablo Molina, a quienes la imaginación popular deseaba reunir alguna vez"

Muchas historias giran en torno al hato La Rubiera y a los miembros de la familia Mier y Terán durante varias generaciones. La leyenda que el poeta trasmite en este poema, sin duda se refiere a la siguiente:   "Su hijo, Don Francisco Mier y Terán, " El Rubio Viejo" de los cazorlenses de hoy, tiene también su leyenda. Se cuenta que logró con artimañas diversas, apoderarse de las tierras de sus vecinos. Tampoco él perdía pleito. Los relatos lo presentan como un señor feudal, que cuidaba sus tierras con guardias armados (sus famosos "campos volantes")"...." Y también de él se dijo que había vendido su alma al diablo, con la condición que le construyera un gran corral, con su puerta cerrada. El diablo se había puesto a la labor, pero al colocar las traviesas, se le formaba la cruz, y no podía seguir. Entonces levantó con troncos de congrio un corral de palo a pique. Pero al cerrar la puerta y poner las trancas, volvía a formarse la cruz. Tuvo que desistir, y de ese modo un Rubio triunfó sobre el demonio. El nombre de la Cruz de la Rubiera, favorecía sin duda la leyenda".   Tomado de Buenas y Malas Palabras de Angel Rosenblat


El Arpa se abre camino
y cruzan por sus entrañas
como en un duelo de arañas
las manos de Cupertino.
La maraca lanza un trino,
al mismo tiempo que amarra
tres cintas en su guitarra
un viejo recién llegado
que al entrar es saludado
por los gritos de la barra.

Hay un revuelo en la sala,
el maraquero ni toca,
no hay ojo que no se asombre,
y vuelan de boca en boca
como si tuvieran alas
las sílabas de su nombre:
¡FLO....REN...TI....NO!

Indio astuto, Pedro Pablo
la punta al viejo le tira:
¡aquí dicen que es mentira
que cantaste con el diablo!....

Florentino corta en seco
la risa del mujerío
y goza escuchando el eco
cuando levanta el "tañío":


-Señoras y caballeros,
buenas noches pa empezá
arrímense al pié del arpa
que los quiero saludá.
Yo nunca he dicho mentira,
soy una historia sagrá;
y aunque tengo la garganta
por el canto maltratá,
todavía me queda un poco
de malicia y facultá.

El nombre de Florentino
me lo puso mi mamá
en homenaje al perfume
de la albahaca morá;
quedé solito en el mundo
cuando empezaba a gateá,
mi cuna fué la sabana,
mi libro la soledá,
mi padre el Cajón de Arauca
que me enseñó a caminá.

Recuerdo que estando mozo
compré una guitarra fiá,
el gusanillo del verso
me comenzó a taladrá,
me gustaban los arpegios,
me gustaba improvisá,
anduve de pueblo en pueblo
con mi guitarra terciá,
no hubo cantina en los llanos
que no me oyera triná,
y fue creciendo mi fama
hasta que una madrugá
con un negro pelo en pecho
me pusieron a cantá.

Eso fué junto a Cazorla,
de Calabozo p´allá;
el tipo que me sacaron
era faculto ´e verdá,
tenía mas letras que un libro
y la sabia administrá;
ni el mismo Jefe Civil
conocía su identidá,
era un negro dientes de oro
con la lengua colorá

AUDIO LA MAJÁ DEL DIABLO
(CON EL BOTON DERECHO, MARCAR "ABRIR ENLACE EN PESTAÑA NUEVA”)

Nos cogimos verso a verso
en una "quirpa" tramá,
yo no lo perdía de vista
ni lo dejaba pensá,
lo buscaba en la revuelta,
le cambiaba la toná,
con adjetivos y verbos
le puse una trampa armá;
me dijo desde el principio
la tabla e´multiplicá
la suma y la división
y también la de restá;
era bueno en Geografía
mejor en Urbanidá,
de Gramática sabía
mas que una niña graduá;
me habló de Sucre y Bolívar,
de Pichincha y Boyacá,
y de Cristobal Colón
desde su misma llegá

El arpa volvió tres veces
al punto de comenzá,
revueltas y mas revueltas
y los dos como si ná,
hubo un momento en que el negro
puso la cara amarrá,
buscó la rima en el aire
y no la pudo encontrá.
-Ya ése es tuyo Florentino,
me dijo una voz sagrá,
si con la pura garganta
lo quieres desparpajá,
recuérdale al pié del arpa
"aquello de la majá"....-
era Dios que me alentaba,
y la garganta cansá
me la sentí fresquecita
como palma llovizná.

Cuando el negro se repuso
me arrebató la picá,
me dijo que había traído
un parte sin novedá,
y que era mas peligroso
que una culebra encuevá.

Le respondí con aplomo
sin quitarle la mirá:
Arrímese caballero,
que le voy a recordá,
el hombre que tiene rabo
carga la lengua amarrá....
si le puso dos tranqueros
de samán a la majá,
métale las cinco trancas
que la quiero ver cerrá,
póngamele las diez cruces
de a dos en cada cruzá
yo no recibo corral
con la puerta destrancá...

El negro cambió e´color,
no me pudo contestá,
yo con la cara hacia arriba
y el con la cara agachá;
cuando le hablé de las cruces
fue tan grande la espantá,
que se llevó siete cintas
de alambre en la reculá.


Está de mas que les diga
que la gente alborotá,
clavó la rodilla en tierra
con intención de rezá;
y aquel hombre misterioso
sin quitarnos la mirá
contra el perfil de la luna
se volvió una llamará.

Era el Diablo compañeros,
esa es la pura verdá.
Yo nunca he dicho mentira,
soy una historia sagrá.

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