Recordando al poeta de la Llanura......

Se crea este Blog, con el trabajo conjunto de los hijos y familiares del Poeta de Camaguán, quien dedicó su vida, aún fuera de su terruño, al estudio e investigación de su historia, tierra y costumbres, en una constante lucha para mantener vivas sus raíces y tradiciones. Germán Fleitas Beroes, plasmó en sus libros y escritos, su voluntad y esperanza de que su obra no quedara en el olvido, pues había mucho de Venezuela en ella. Amó su país y amó el rincón de suelo en el que nació y se esforzó en sembrar la identidad nacional a través de su pluma. Por eso, hoy sus hijos y familiares, juntamos nuestros recuerdos para crear esta página en honor a un venezolano auténtico.

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viernes, 14 de febrero de 2014

Especial Bicentenario La ciudad de las cuatro batallas. Parte II



Especial Bicentenario
La ciudad de las cuatro batallas. Parte II
Miércoles, 12 febrero 2014
Por Editor Redacción - El Clarín

Recogiendo Las Banderas


El 4 de agosto de 1813 escoltado por numerosa tropa, hizo su entrada triunfal a La Victoria, cuna de su padre, tierra de sus abuelos y de sus bisabuelos, el joven oficial Simón Bolívar.  Once días antes había cumplido los treinta años y ya traía sobre sus hombros las charreteras de General y el título con el cual lo conocerían por los siglos de los siglos: el de Libertador. Llegó a la casa que Don Juan de la Madriz tenía en la Calle Real, dos cuadras al norte de la Plaza Mayor. Tres meses le bastaron para venir de la Nueva Granada con un puñado de hombres a restaurar la República.

Con él, su tío José Félix Ribas, Antonio Ricaurte, Jose María Ricaurte, Luciano D’elhuyar, José María Ortega, Francisco de Paula Vélez, Jose María, Manuel y Antonio París, Atanasio Girardot, Fermín Ribón, Pedro Alcántara, Rafael Urdaneta, Jose Lugo, Juan Jose Pulido y Pedro Briceño Méndez.

Por donde pasan, sus hazañas marcan los sitios que luego serán altares de la Patria: “Niquitao”, “Los Horcones”, “Taguanes” y mil más.

Ahora están nuevamente en el Valle de Aragua. A las dos de la tarde, una comisión enviada por el gobernador español Fierro, presenta la capitulación. Les ofrece estudiar el asunto y responderles ese mismo día. Así lo hace; en la tarde se acerca a la casa que hospeda a los comisionados; una vieja casona propiedad de Don Francisco Sosa, en la cual vivirá y morirá muchos años después, el General Santiago Mariño, Libertador de Oriente. Lo reciben Don Francisco Iturbe, el Presbítero Marcos Ribas hermano de José Félix, Felipe Fermín Paúl, Don José Vicente Galguera y el sinuoso Marqués de Casa León. Negocia la capitulación en términos honrosos para el gobierno derrotado y garantiza que los reconquistadores no harán con ellos lo mismo que hiciera el año anterior con los patriotas el perverso Monteverde. Generosidad inútil; cuando llegue a Caracas, Fierro y su gente habrán huido. Militarmente, la Campaña Admirable termina con la batalla de “Los Taguanes”; pero es con la rendición del gobierno en La Victoria donde termina políticamente. Bolívar recogió en tierra victoriana las banderas que habían caído el año anterior con la capitulación de Miranda.

Desde nuestra ciudad suscribe varios documentos de importancia: dos  oficios,  uno dirigido al Coronel Atanasio Girardot y otro al Gobernador realista de Caracas. Durmió esa noche en la casa de don Juan de la Madriz y al siguiente día 5 de agosto dirigió y firmó cuatro oficios, dirigidos a J. M. Paz del Castillo, al gobernador de Caracas Francisco Antonio Paúl, al doctor Cristóbal de Mendoza y al Presidente del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión en Bogotá, comunicándole el fin de la Campaña Admirable en La Victoria.

Todos los oficios que firmó eran importantes, pero es de mencionar el que va dirigido al doctor Cristóbal Mendoza a quien el 27 de julio, sin haber tomado aun la capital,  desde Araure, ha nombrado Gobernador del Estado de Caracas. En ese oficio le dice: “La empresa (…) ha sido coronada del modo más feliz por las capitulaciones que ayer he concluido (…) en virtud de ellas se me entrega la capital (…) sin que me vea obligado a verter la sangre de nuestros hermanos. De este modo ha sido terminada la campaña y la libertad se ha restituido a Venezuela. Usted debe volar  a concurrir por su parte a la reorganización del Estado. Cuartel General de La Victoria, agosto 5 de 1813. En el oficio al Presidente del Congreso de la Unión le dice: “Por fin tengo la satisfacción de participar a V.E. la terminación de la campaña (…) Tiene V.E. cumplida mi oferta de libertar a mi país…” Cuartel General de La Victoria 5 de agosto de 1813.

Defendiendo las banderas

Enarbolando las banderas recogidas en La Victoria, entra Bolívar en su Caracas natal,  el siete de agosto. En su condición de Capitán General de los Ejércitos y Libertador de Venezuela ejerce el mando supremo. La Segunda República busca asideros legales en el “Plan de Gobierno Provisorio para Venezuela” que a su solicitud ha redactado y firmado en su Hacienda “La Concepción” de La Victoria, el ilustre prócer Francisco Javier Ustáriz. El Libertador y Ribas son elevados al rango de Mariscales de Campo y éste es el nuevo Gobernador Militar de Caracas y Comandante de la Provincia de Caracas. El país sigue en pie de guerra; la resistencia realista es feroz. Al comenzar el año catorce, “el año terrible”, Venezuela está bañada en sangre. La antipatria está representada por los más sanguinarios asesinos: Ceballos, Yánez, Morales, Moxo, Zuazola, Antoñanzas, Rosete, Boves.

Se generaliza la guerra y surge por encima de las de sus compañeros la figura de José Tomás Boves de la Iglesia, asturiano que acaudilla a las grandes masas llaneras llegando a reunir veinte mil hombres y más, con los cuales azota la república.
A comienzos de febrero en el sitio de La Puerta destroza a Vicente Campoelías y prepara su avance hacia el centro. Bolívar, quien sitiaba a Puerto Cabello, envía al Teniente Coronel Mariano Montilla a Caracas en busca del auxilio de Ribas y en Proclama fechada en Valencia el 5 de febrero dice a los habitantes de la Provincia: “Corred a presentaros en La Victoria…” Solicita igualmente el auxilio de Urdaneta quien envía sus “Dragones” al mando de Luis María Ribas Dávila. Por su parte Ribas desde Caracas se desplaza hacia La Victoria y la toma el jueves 10 de febrero. Ha logrado reunir un ejército de estudiantes, seminaristas y soldados al cual se suman los jóvenes victorianos. Es tal la ferocidad de la guerra que con una sola orden de Bolívar, mueren más hombres que en la batalla que se aproxima. Dos días antes desde Valencia le ha escrito a su pariente José Leandro Palacios, Comandante de La Guaira: “… ordeno a U.S. que inmediatamente se pasen por las armas todos los españoles presos en esas bóvedas y en el hospital, sin excepción alguna”. Ante la mediación del Obispo le dice: “Uno menos que exista de esos monstruos es uno menos que ha inmolado e inmolaría centenares de víctimas. (…)  pequeños sacrificios ahora evitarán mayores en lo sucesivo”.

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